¿Tendremos todos la culpa de esta Pandemia?

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La culpa de esta Pandemia la tenemos todos

Todavía hay muchas cosas de las que no estamos seguros en esta pandemia y es muy viable que nunca logremos descubrir todos los detalles acerca de ella. No obstante, gracias a la secuenciación genética que se ha hecho hasta ahorita, los resultados demuestran que el murciélago de herradura es la fuente principal para el contagio del SARS-CoV-2. 

Zoonosis: El virus brincó de un animal a un humano

Aunque se crea que los murciélagos hayan sido los primeros en infectar a otros animales en cautiverio dentro de una granja en China, también existe la posibilidad de que el virus haya sido transmitido de manera intermitente entre animales y personas de áreas rurales desde hace muchos años, inclusive antes de encontrar su camino hasta una ciudad grande. Sin importar la ruta del virus, los expertos están de acuerdo con que definitivamente el COVID-19 brincó de un animal a un humano, término conocido como: zoonosis. 

Como antecedente, es importante remarcar que entre el 60 y el 70 por ciento de las enfermedades en humanos provienen de animales. La rabia, Lyme, anthrax, Ébola, Zika y muchas otras. Por lo que aunque se sabe que las infecciones zoonóticas vienen de tiempo atrás (Desde Mesopotamia y referencias en la Biblia), nunca se había visto un incremento tan rápido como el de las últimas décadas, acompañado con un aumento de brotes.

Los patógenos zoonóticos no nos buscan, ni se topan con nosotros por casualidad, cuando esto ocurre se debe a que hemos reconfigurado la mayoría de los ecosistemas que compartimos; ésto debido a factores como la deforestación, la minería, la agricultura intensiva, cacería excesiva, entre otras... 


¿Dónde se originó esta Pandemia?

En el caso de esta pandemia, se cree que comenzó en Yunnan, la cuál ha sido una de las zonas más rurales y diversas del país desde hace muchos años y debido a la urbanización, en los ecosistemas locales, ésta ha causando la migración de varias especies.

Por lo que en el 2015 un equipo de científicos hizo un estudio en donde recolectaron muestras de sangre de 218 aldeanos que vivieran cerca de las cuevas de murciélagos y al momento de analizar los resultados, 6 de ellos tenían anticuerpos para coronavirus relacionados con el SARS-CoV-1.

Sin embargo, al momento de preguntarles a las personas, ninguno sabía del SARS o recuerda haber tenido contacto con pacientes que lo padecieron pero todos ellos comentan haber observado murciélagos volando en los alrededores de sus casas sugiriendo la posibilidad de haber obtenido la infección de forma directa.

Por lo que los científicos sugieren que es viable que el brote de SARS no había ocurrido antes debido a la lejanía de Yunnan pero ya había estado rondando el virus desde mucho tiempo atrás y no fue hasta hoy en día con la construcción de carreteras que el transporte de virus ocurrió. 


¿Consecuencia de la sobreexplotación?

Cuando un patógeno se queda como “residente” en el organismo de un ser vivo sin causar ningún tipo de enfermedad, se le llama “natural reservoir”. Y, aunque cierta cantidad de derrame entre especies es inevitable, la frecuencia y gravedad del brote zoonótico en poblaciones humanas no puede ser explicada por simple coincidencia.

Sumergimos nuestras redes en los hábitats nativos de las criaturas exóticas y arrojamos lo que atrapamos en congregaciones que alguna vez fueron prohibidas, permitiendo que sus microbios se mezclen para eventualmente mutar. Y como ese ejemplo hay miles a los que no les ponemos atención porque ya se volvieron parte de nuestra vida diaria para conseguir cosas de nuestro uso habitual. 

Eliminar la zoonosis es prácticamente imposible, pues nuestra supervivencia depende de una complicada red de conexiones con otros seres vivos, incluidos en ellos los microorganismos. No podemos desinfectar el planeta por completo o vivir en burbujas herméticamente cerradas. Por lo que no vamos a poder evitar que surjan nuevos virus, lo que sí podemos hacer, es reducir significativamente el riesgo de que se sigan dispersando patógenos peligrosos de los animales a los humanos. 


¿Cómo podemos prevenir otra Pandemia?

Es ahí donde la educación y la conciencia pública juegan un papel primordial, pues aunque los brotes de este tipo suelen ser generados por problemas sistémicos, el desencadenante suele ser la acción de un individuo. “Una persona puede encender fuego a un bosque” (Goldberg, 2020).

Asimismo, una persona soltera que toma una decisión no informada puede desencadenar una pandemia. En última instancia, la prevención de la zoonosis requiere un cambio fundamental de perspectiva pues tendemos a tratar el mundo como nuestro escenario y a los animales como personajes ambientales. 


 
 

Por Andrea Telich | IG @andytlch

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Fuentes:

Jabr, F. (2020, June 17). How Humanity Unleashed a Flood of New Diseases. Retrieved June 28, 2020, from https://www.nytimes.com/2020/06/17/magazine/animal-disease-covid.html?smid=tw-nytimes science

*Este texto es sólo para fines informativos, educativos o de orientación social.